Ríndete.

La verdad es que a todo el mundo le gusta pensar que puede ser fuerte. Pero ser fuerte no siempre es la forma correcta de asimilarlo. 
A veces tienes que darte a ti mismo permiso para no ser fuerte por una vez. No tienes que serlo cada minuto de cada día. Está bien bajar la guardia. De hecho, hay momentos en los que es lo mejor que podrás hacer. Siempre que escojas tus momentos con cabeza.

I want you to be happy

La vida es algo que nos regalan en un principio, que para todos comienza de forma distinta, pero que a la vez nos hace a todos iguales.

Comienza nuestra historia, en la que todo ocurrirá en la que todo pasará, y que será solo nuestra, pero muchas veces no transcurre como nosotros deseamos.
A veces la llegamos incluso a odiar, impotentes, sin saber como enfrentarnos a los obstáculos que se nos presentan, evitar tropezar, perder.

Hoy necesito pensar en todo lo bueno que tengo en mi vida, todas las personas, y momentos que he vivido, que me hagan sonreír, para sentirme egoista al odiarla cuando tengo todo esto. Necesito planes de futuro que me hagan sonreír, necesito tener algo que hacer mañana, necesito saber que hay más días después de hoy.

Pero hoy le daría un pedacito de mi vida a todos los que no se sienten felices y merecen serlo. A todos lo que ahora lloran por echar de menos y no poder hacer nada para remediarlo, a los pobres, a los necesitados, a los que trabajan sin parar, a los que no tienen como llevar adelante una familia, a los que no tengan los medios suficientes, yo les daría todo si pudiera. A los que no tengan razones para sonreír, les daría toda la alegría que he sentido durante mi vida.
.
Hoy me duele en el alma pensar que me siento así con todo lo que pasa ahí fuera, y solo desearía que todos sintieramos felicidad por partes iguales.

Off.

Puedo desear que esto volverá a ser lo de antes. Cuando veía en tus ojos el mismo deseo que yo siento por ti.
Desearía que esto no fuera más que un pequeño descanso para los dos, un tiempo como me dijiste.

Pero el tiempo pasa, y envez de echarme de menos, noto como día tras día te alejas mas de mi.

Te doy el tiempo que quieras, todo el espacio que me pidas... te quiero y nunca te he demostrado lo contrario, y tu lo sabes bien. Sabes que esperaré...

Pero tu ausencia me parte en dos. Vivo de la esperanza que tengo en que cuando volvamos a vernos, todo vuelva a ser como antes, pero incluso ella se desvanece poco a poco, con cada rechazo por tu parte cuando yo busco esa pequeña muestra de afecto que necesito para saber que tengo algo en lo que creer.

Esto se apaga, y no es culpa mía.

Recuerdo...

Recuerdo que hace mucho tiempo, cuando comenzé a enamorarme y me quedaban tantísimas cosas por aprender, muchas veces me dormía llorando pensando que nunca conseguiría lo que tanto deseaba, que no servía para nada, que nunca besaría a esa persona, y menos aun que esa persona algún día se fijaría en mi.

Recuerdo que tenía 15 años y que por un día a su lado yo daría mi vida.

Recuerdo el primer día en que quise morir.

Recuerdo que todo el mundo lo sabía, incluso él, y que se reían de mi. Me llamaban estúpida, ingenua, niñata, arrastrada, demasiado fea para poder gustarle.

Recuerdo llorar muchísimo, abrazar a la almohada imaginando que era él, esperarle a la salida de clase para verle subirse a la guagua. 

Recuerdo cuando se lo conté a mi madre, y que incluso ella me dijera que era mejor olvidarle.

Recuerdo escuchar música que sabía que a él le gustaba, y vestirme como las chicas en las que él se fijaba.

Recuerdo la primera vez que hablamos por teléfono, por equivocación porque se había confundido de número, y lo feliz que era durante los 3 días siguientes por haber escuchado su voz.

Recuerdo la primera vez que coincidimos por la calle, y la conversación que tuvimos.

Recuerdo el primer abrazo, recuerdo la primera vez que me miró con otros ojos, y también la primera vez que sentí que algo estaba cambiando.

Recuerdo la primera llamada por teléfono como amigos, y los minutos exactos que duró.

Recuerdo la primera caricia, y el primer beso, y también el primer abrazo de desesperación, sus primeras lágrimas en mi hombro, y recuerdo todas las veces que me odié a mi misma por no poder ser perfecta para él.

Recuerdo cada sms suyo de buenas noches, y la carta que un día me escribió me la sé de memoria.

Recuerdo verle enamorado, y cómo me obligué a mi misma a alegrarme por él, mientras que lo habría dado todo por ser ella.

Recuerdo el día en que nos distanciamos, y lo vacía que me sentí, y también recuerdo la alegría cuando volvimos a abrazarnos despues de tanto tiempo.

Recuerdo cada anécdota insignificante que para mi lo eran todo.

Me entristece haber sufrido tanto, pero soy feliz por no haberme rendido nunca, por no abandonar y por nunca haber pensado que no merecería la pena.

Lloraba por no ser ”Ella”. Todas ellas, mientras que yo nunca fui suficiente. Lo habría dado todo por ser la chica que le cogía de la mano. La chica que le besaba. La chica que dormía a su lado. La chica a la que le diría ‘Te quiero amor’.

 A mis 15 años algo me dijo que nunca me rindiera, y nunca lo hice.

Ahora pienso en todo aquello y no puedo evitar sonreír. Y es que sin apenas darme cuenta, me he convertido en la persona que siempre quise ser. ”Ella”.

Te quiero.

De nuevo vuelve a faltarme. De nuevo estas lejos y solo puedo llorar. Me siento fuera de lugar, con ganas de salir corriendo a donde sea pero lejos de aquí. A tus brazos.
Finjo que todo está bién, pero desearía morir con tal de no sentirme como me siento.
Sé que no debo decirlo pero me completas. Encuentro felicidad en lugares donde nunca imaginé que encontraría nada. Y me haces sentir y creer en mí. Eres amor, eres sonrisas, eres lágrimas de alegría y de echar de menos.
Eres felicidad, eres mágia, eres deseo, eres paz.
No me canso de estar a tu lado. Por eso te quiero.

Esto.

Había oído hablar de este sentimiento, en canciones o leído en otros blogs. Pero no tenía ni idea de lo jodídamente doloroso que es en realidad, y estúpido, y más palabras que ahora no me vienen a la cabeza.
Es una especie de inseguridad y miedo por partes iguales, y es que ahora que siento que le tengo más que nunca, que las cosas van tan estupéndamente bién, solo imagino cómo sería perderlo todo de nuevo, quedarme sola, sin ésto que me rompe los esquemas y me encanta, sin esto que cuando estoy de bajón solo me hace falta pensarle para volver a sonreír, sin esto que es incluso mejor de lo que jamás imaginé, sin esto... que duele en el pecho nada más pensar en no tener esto. ¿por qué lo hago? Podría ser que tanto sufrir me haya hecho desconfiar de todo, e incluso de mí, de lo que puedo dar, de si soy suficiente, y si lo soy que no deje de serlo mañana, o la próxima semana.
No consigo vivir el momento, cuando lo único que deseo es adelantar el tiempo. Y cuando no le tengo, el miedo de perderle no me deja vivir.

Palabras sin definición concreta.

Pretendemos comprenderlo todo, explicarlo todo, ponerle un nombre a todo. A lo que nos pasa, a lo que vemos, lo que sentimos, cuando reímos, cuando lloramos, cuando queremos salir corriendo, queremos saber por qué y siempre creemos saberlo, pero quizas a veces lo sentimos sin razón, sin explicación ni el más mínimo sentido. Quizas el cuerpo a veces hace cosas a las cuales nosotros buscamos razones, pero realmente no las hay.

¿Por qué buscarle a todo un nombre, una etiqueta? ¿Nos sentimos acaso mejor teniendo un por qué reír, llorar, sentir?

Estoy harta de pensar en qué siento o no, de que otros lo hagan por mi, de escuchar hablar de lo que no tienen ni idea.

No necesito palabras que definan esto. No quiero saber lo que es. 

¿Y si esto no tiene palabra que lo explique? ¿y si esto lo determina una palabra que no se ha inventado aun? 

Porque incluso sin decirlo y en silencio lo sabemos.