Recuerdo...

Recuerdo que hace mucho tiempo, cuando comenzé a enamorarme y me quedaban tantísimas cosas por aprender, muchas veces me dormía llorando pensando que nunca conseguiría lo que tanto deseaba, que no servía para nada, que nunca besaría a esa persona, y menos aun que esa persona algún día se fijaría en mi.

Recuerdo que tenía 15 años y que por un día a su lado yo daría mi vida.

Recuerdo el primer día en que quise morir.

Recuerdo que todo el mundo lo sabía, incluso él, y que se reían de mi. Me llamaban estúpida, ingenua, niñata, arrastrada, demasiado fea para poder gustarle.

Recuerdo llorar muchísimo, abrazar a la almohada imaginando que era él, esperarle a la salida de clase para verle subirse a la guagua. 

Recuerdo cuando se lo conté a mi madre, y que incluso ella me dijera que era mejor olvidarle.

Recuerdo escuchar música que sabía que a él le gustaba, y vestirme como las chicas en las que él se fijaba.

Recuerdo la primera vez que hablamos por teléfono, por equivocación porque se había confundido de número, y lo feliz que era durante los 3 días siguientes por haber escuchado su voz.

Recuerdo la primera vez que coincidimos por la calle, y la conversación que tuvimos.

Recuerdo el primer abrazo, recuerdo la primera vez que me miró con otros ojos, y también la primera vez que sentí que algo estaba cambiando.

Recuerdo la primera llamada por teléfono como amigos, y los minutos exactos que duró.

Recuerdo la primera caricia, y el primer beso, y también el primer abrazo de desesperación, sus primeras lágrimas en mi hombro, y recuerdo todas las veces que me odié a mi misma por no poder ser perfecta para él.

Recuerdo cada sms suyo de buenas noches, y la carta que un día me escribió me la sé de memoria.

Recuerdo verle enamorado, y cómo me obligué a mi misma a alegrarme por él, mientras que lo habría dado todo por ser ella.

Recuerdo el día en que nos distanciamos, y lo vacía que me sentí, y también recuerdo la alegría cuando volvimos a abrazarnos despues de tanto tiempo.

Recuerdo cada anécdota insignificante que para mi lo eran todo.

Me entristece haber sufrido tanto, pero soy feliz por no haberme rendido nunca, por no abandonar y por nunca haber pensado que no merecería la pena.

Lloraba por no ser ”Ella”. Todas ellas, mientras que yo nunca fui suficiente. Lo habría dado todo por ser la chica que le cogía de la mano. La chica que le besaba. La chica que dormía a su lado. La chica a la que le diría ‘Te quiero amor’.

 A mis 15 años algo me dijo que nunca me rindiera, y nunca lo hice.

Ahora pienso en todo aquello y no puedo evitar sonreír. Y es que sin apenas darme cuenta, me he convertido en la persona que siempre quise ser. ”Ella”.